La reciente irrupción en las plazas, parques y colegios del fidget spinner ha hecho que los juguetes antiestrés se pongan de moda.
El fidget spinner, el cubo o dado antiestrés, el Mokuru o palo antiestrés, el moondrop, son todos juguetes antiestrés que aseguran que tienen propiedades para combatir el antiestrés, e ideales para niños con problemas de déficit de atención o hiperactividad.
Pero ¿verdaderamente existe un fundamento científico detrás de esto?
Fidgetting: casi todos tenemos tics gestuales.
La gran mayoría de estos juguetes se comercializan con el prefijo «fidget»: fidget spinner, fidget cube, fidget stick, fidget roller…
¿Sabéis cual es el significado de la palabra «fidget»? Estar inquieto, tener azogue, estar nervioso, no parar de moverse, juguetear con algo…
Y es que ¿quien de nosotros alguna vez no ha tamborileado con los dedos sobre la mesa? ¿O ha jugueteado con el boli, bien girándolo como si fuera un spinner, bien pulsando compulsivamente su botón?
¿O se dedica a mover las piernas, en un pataleo nervioso?¿Y qué chica no empieza a tocarse el pelo, para acabar enrollándolo en los dedos?
Incluso aunque muchos de vosotros podáis pensar que nunca habéis hecho eso ¿seguro que tampoco habéis dibujado garabatos en papel mientras estudiabais, o haceis alguna tarea que requiere de concentración?
¿Por qué tenemos estos gestos nerviosos, por qué hacemos «fidgetting»?
Pese a que todos estos gestos nerviosos son algo que hacemos muchos de nosotros, los motivos por los que necesitamos hacer «fidgetting» mientras estamos concentrados sorprendentemente no están tan estudiados.
En el libro «Fidget To Focus. Outwit your boredom: Sensory Strategies For Living With ADHD«, sus autores (Roland Rotz y Sarah Wright), dicen al respecto:
«Si algo que estamos haciendo no es lo suficientemente interesante como para mantener nuestro foco, el estímulo sensorial adicional que suponen los tics gestuales ayuda a nuestro cerebro a concentrarse plenamente en la actividad principal sobre la que debemos mantener el foco
Dicho de otra forma: los autores piensan que los tics gestuales autoestimulativos, como el tamborileo de dedos o hacer garabatos, distraen las partes de nuestro cerebro que se están empezando a aburrir. Y esto permite que las zonas del cerebro que sí deben prestar atención a la actividad principal mantengan el foco en dicha actividad.
Otros autores relacionan el movimiento de nuestras manos con el habla. Karen Pine, profesora de psicología de la Universidad de Hertfordshire, dice que en el movimiento y en hablar están envueltas las mismas partes del cerebro. Así que no es extraño que gesticular al hablar sea un acto complementario, una preparación de nuestros pensamientos para lo que vamos a decir.
¿El jugueteo nervioso, el fidgetting, influye en nuestra productividad?
Algunos estudios muestran que trabajar con las manos favorece la retención, mejora la memoria e incrementa la creatividad.
Así, en el estudio psicológico «The Pen is mightier than the Keyboard» se sugiere que, para tomar notas, es mucho mejor una libreta que utilizar un teclado, porque estimula la memoria. Así, se comprobó que los estudiantes que tomaban notas a mano, y no empleaban un portátil, entendían mejor los conceptos complejos.
La propia Karen Pine, de la universidad de Hertfordshire, dice que «si los profesores incentivaran más el empleo de juguetes fidget en clase, los alumnos aprenderían más».
Así que parece se que los tics gestuales, el fidgetting, no solo es inevitable, sino que además también es favorable para nuestro proceso de pensamiento.
Vídeo relacionado.
Mejorar tu atención gracias a los juguetes antiestrés (fidget toys)
Este vídeo te explica por qué jugueteamos nerviosamente (tocar el pelo, mover el boli, etc) y por qué puede ser beneficioso para la atención